sábado, 17 de agosto de 2019

Hoy Dios te dice:


Hija mía. Sigo observándote. Sigo teniendo el control de tu vida. 


Te he dado a conocer cosas grandes y ocultas, cosas que a las demás mujeres, al mundo le parecen locura. 

Veo que la frustración ha llegado a tu corazón. Que te desesperas al ver que no sucede lo que crees que debería suceder. 

Veo que a veces no me hablas, te apartas de mi porque te cuesta mucho hacer lo que te digo. Son muchas veces las que aun caes en las provocaciones del enemigo, que crees las mentiras que te cuenta. Que te llenas de miedo y de dolor cuando le haces caso. 

Te habla de tu matrimonio, que no vas a ser feliz y estás  condenada a una vida de dolor.
 Te habla de tu esposo, que nunca va a cambiar y que en cualquier momento te va a dejar o nunca va a volver. 

TE HABLA HASTA DE MI, que yo no te escucho, que no puedo hacer nada por ti, que te he dejado sola y desamparada. 

¿No sabes que se burla de ti? ¿Que te odia y que goza con tu dolor? 

La duda que ha puesto en tu alma es la pus que te causa ese dolor. Es algo que tú haz permitido. Tu le has dado derecho al momento de escucharlo, al momento de creerle y ver el panorama irreal que te muestra ahora. 

Conozco tus obras, yo te hice, te conozco desde el vientre de tu madre. 

Le haz creído, esta logrando apartarte de mi. 
Por ello hay ocasiones que has vuelto a ser la antigua mujer, llena de miedo, de frustración, de resentimiento, de amargura. Presa de tus instintos y emociones. 

Hija. YO TE PERDONO Y TE ESPERO. Vuelvete a mi.  Créeme solo a mi. Resiste al diablo y huira de ti. 

No me gusta transgredir mi propia ley, no lo haré. Los anhelos de tu corazón llegarán cuando RECIBAS la paz que te he estado ofreciendo.

Cuando CREAS totalmente en mí y me obedezcas. Cuando RESISTAS al enemigo. Esta es tu parte. 

Yo ya he mandado toda buena dádiva y bendición a tu vida. De ti depende quitar todo eso que estorba para que llegue a ti. 

¡Quiero respaldarte, quiero bendecirte, quiero prosperarte!. ¡Acabar las obras del enemigo en tu vida, en tu hogar, en tu familia! 

¿Hasta cuando lo entenderás? ¿Hasta cuando lo permitiras? 

Deja de hacerle caso a aquel que no hace más que engañarte para tenerte en el piso llorando y sufriendo. Me duele verte así. Me duele ver qué mi plan para tu vida y matrimonio no se este cumpliendo por hacerle caso y dejar que te engañe para que no llegue a ti lo que doy. 

Hoy te hablo nuevamente. Aquí estoy con mis brazos abiertos. Quita todo lo que estorba entre tú y yo. Recibe tu bendición mi princesa hermosa! 

Estoy a tu puerta nuevamente y llamo. 
La batalla es dura pero YO TE DARÉ NUEVAS FUERZAS. Vuélvete a mí. ¡Te amo!
Atte: Dios.
Ana Nava/ Restaurando tu matrimonio de la mano de Dios.

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